Luchando la guerra contra la pornografía en las Fuerzas Armadas

Porno de guerra, n. Correos electrónicos, fotografías e historias con escenas de sexo gráficas, a menudo obtenidas de zonas de guerra, a veces de forma voyeurista, vistas principalmente para la gratificación sexual. Dichos materiales suelen ser distribuidos y vistos por quienes están involucrados en conflictos militares, ya sea como un medio de entretenimiento o como información potencial sobre la guerra. Los materiales pornográficos no se limitan a la pornografía. También pueden incluir videos de ejecuciones, torturas, transmisiones en vivo de batallas o imágenes de noticias sobre los daños causados por la guerra.

La promoción de la pornografía en actividades relacionadas con la guerra está prohibida por el derecho internacional, así como por diversas normas de derechos humanos. Por lo tanto, puede plantear preguntas sobre cómo la difusión de tales imágenes podría haberse generalizado en primer lugar, ya que se ha citado a algunos soldados diciendo que obtuvieron tales imágenes durante sus frecuentes visitas a zonas de guerra o como resultado de su trabajo en zonas de guerra. La promoción de la pornografía en tales medios también va en contra de los valores inculcados en el Código Uniforme de Justicia Militar (UCMJ) y el Manual de Tribunales Marciales, los cuales incluyen la prohibición de ver pornografía en las fuerzas armadas. Dicho material también puede violar los valores éticos y morales descritos en la Constitución de los Estados Unidos, los Códigos de vestimenta moderna de la Asociación de la Fuerza Aérea, el Manual del Departamento de Marina, el Manual del Cuerpo de Marines y la Publicación Conjunta en el extranjero (Publicaciones núms. y 19 años).

Algunos expertos en medios han sugerido que la propagación de la pornografía bélica puede haber aumentado debido a las redes sociales, en particular Facebook, Twitter, MySpace y algunos servicios de mensajería. Los soldados suelen utilizar las redes sociales como medio para comunicarse y compartir fotografías. Esto podría haber contribuido a que se produjeran algunas formas de infanticidio, así como a otras atroces violaciones de los derechos humanos. Aunque los expertos señalan que el mundo virtual tiene el potencial de magnificar y normalizar actos de crueldad e injusticia, las redes sociales no deben ser acusadas de exacerbar tales delitos mediante la glorificación de la guerra.